En la Dinastía Tang (618 - 907), las piezas en cerámica alcanzaron su mejor expresión con la aplicación, mediante inmersión y goteo, de tres colores (o “Sancai”).
Son propios de esta dinastía, los grandes guardianes que protegen las tumbas con sus desafiantes actitudes, los caballos y camellos que sirvieron de montura a cazadores y mercaderes, la reproducción de hombres y mujeres al detalle, y las vasijas funerarias perfectamente trabajadas.
Durante el gran desarrollo económico de la Dinastía Tang, los alfareros chinos comienzan la fabricación de la porcelana china con un nuevo y necesario material, el caolín (arcilla blanca muy pura). Gracias a los hornos especializados en cocerlo (1.200 grados) es aquí donde la porcelana china alcanza un aspecto traslúcido semejante al del vidrio.